martes, 11 de diciembre de 2012

CENTRO CULTURAL RECOLETA


Capricho de compartir mi bunker:
No es un sonido armónico, es más bien discontinuo, brusco por momentos, inestable y desordenado. Mi espejo. La fuente del patio del Centro Cultural Recoleta me refleja, la brisa cálida de principios de Diciembre me acobija y yo desde el banquito de madera miro el cielo completamente despejado y mientras respiro tan hondo como me den los pulmones.
Mis ideas no están en orden, y no me exijo: no veo porqué deberían estarlo. No hoy. No todavía. Por lo menos, ahora ya sé a dónde ir a desparramarlas. Crecer es, a veces, tener un bunker.

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