La
perfección es una ilusión. Pero si en un Niceto colmado los que dan el primer batacazo
en el Vintage Sounds son Los Tabaleros, con formación completa y una cantidad
de energía como para tirar al techo, ese espejismo puede hacerse palpable. Entonces,
una horda de taba-fans y ángeles con pollera se abalanza a los pies del
escenario para agitarla cuando cuentan cómo un viajero incauto se hace adicto
al crack. Narrando historias mínimas en el código de una lírica prolija que se
despega del ritmo ortodoxo del folklore, los temas van sucediéndose casi sin
interrupciones.
Esto
dicho de esta manera, porque las intervenciones de Beto en el mic son parte del
show, quizás la más esperada. Sus bocados delirantes, la manera de explicar lo
que es un huaino cochino o porqué Los Tabaleros son verdaderos artistas. Presentando
material aún inédito y mechando con una fina selección de “Lolita”, la lista pasea por los mejores rincones musicales de esta
banda de indie-folk que se arriesga sumando bajo y percusiones, y hasta se da
el lujo de un bandoneón. "Los Nocheros +
drogas de diseño”, escucho al pasar que dice alguien que los está viendo
por primera vez, y les está captando la propuesta al pie de la letra.
Turno
de La Familia de Ukeleles, que arremete en el escenario con ese look vintage al que nos tienen acostumbrados,
así como a esa dulzura musical en la que se esconde el infinito talento de cada
miembro de la banda. Hay que prestar atención y detenerse en cada uno, porque
el resultado final es consecuencia de un equilibrio tan armonioso que pareciera
obra de magia ocultista la que los hace sonar tan bien. Pero nada más lejos, éste
sonido es el final de un largo camino que llevan años transitando, y que vio su
fruto plasmado en su primera placa de larga duración, editada en abril de este
año, con nombre homónimo.
Allí
como acá, en un Niceto que los recibe una vez más con los brazos abiertos, alternan
canciones que varían entre la autoría propia y clásicos de clásicos. “Déjalo ir”,
con Diego Pozzi y su destreza inigualable al mando de la resofónica, o “Paparulo”,
donde Fideo pasa al frente y hace las delicias del público conviven en armonía
con “Suspicion”, “Plenty more” o “These Boots Are Made for Walkin'”, que trae
la despedida, atiborrada de calurosos aplausos.
El
final de esta trilogía de ensueño llega de la mano de The Monkeyness. Formando
dos barreras inalterables con bajo, banjo y mandolina combatiendo en la línea
de fuego y la trompeta cuidando la retaguardia, la monada riega el lugar con
sus melodías folkie-country, y va metrallando su estilo 70s en cada arista. Su lista
de canciones se sostiene en un ritmo musical constante, y la voz de Fede, que en
este proyecto se apega al idioma sajón, es una escolta fiel que acompaña sin
opacar. Canciones incluidas en su EP y otras hechas bajo el fiel registro de un
celular, algunas que sólo tenemos la delicia de oírlas en versiones en vivo,
así se va armando el monkey-combate, y antes de que llegue el final, nos dejan
sacarle lustre al piso con una versión fantástica de “You´re the one that I
want”, que hace las veces de fin.
La
despedida final es una invitación que The Monkeyness hace extensiva a las bandas
predecesoras, y con todos los músicos en escena, el Especial Folk se termina a
todo trapo. Esta imagen de las 3 bandas se parece a la perfección, y aunque sea
una ilusión, pide en clave secreta un “que se repita”.
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