¿Cuántas cosas hacen del viernes el día
perfecto? El motivo del pasado tiene nombre propio: Los Bronson Brothers, sexteto de swing gitano con menos de un
semestre de vida que estremece los corazones más helados. La cita, puntual,
tuvo lugar en uno de los puntos declarado bunker oficial. Si se incendiara todo
o si, por el contrario, el mar llegara hasta acá, yo iría a refugiarme en cualquier
rincón de La Playita. Me detendría en los detalles: la revistas apiladas en ese
armario del costado, esa especie de altar que le anda cerca, el cartel luminoso
que en cualquier foto delata la locación, el patio interno y hermoso donde estacionan
bicicletas y macetas, la pared con los flyers de las fechas viejas, como
evidencias de que la felicidad fue real alguna vez.
En ese mismo patio ardían en
lo alto las estrellas y algunas nubes se paseaban como si tal cosa. Adentro, protegidos
por una pared de atriles, los Bronson Brothers comandaban esta nave que viajó
en el tiempo por el rato que duró el show musical y de baile. Vestidos para la
ocasión, con una distinguida gala que ayuda a hacerse la idea acabada de lo que
esa banda se trae entre manos, abrieron el equipaje y de la valija musical saltó
un puñado de canciones sixties que
inundó el lugar de sonido Nashville.
Despuntan con una de Louis Armstrong, van a
pasar por las cuerdas del inmenso contrabajo Ella Fitzgerald, los Mills
Brothers, Ray Charles y Django Reinhardt para la despedida. Los instrumentos
van a acoplarse unos con otros con tanta suavidad que los aplausos no van a
alcanzar para felicitarlos por apropiarse de estos clásicos con sello propio,
vaya desafío! Quique Bianchi y Yani Bilo van a hacernos delirar con su baile, y
Manolo Mandiga va a hacer su aporte en maracas y güiro para que unos boleros
ablanden las corazas y el amor se apodere del salón.
Previo a que el último suspiro llegue a su fin,
la magia se apura y termina primero. No sin antes una pieza final de baile
para esta pareja que la descose en la pista y una “canción para chapar”, según estricta indicación de la fémina voz líder.
Concluye de esta manera una puesta impecable de los Bronson Brothers en este cálido
espacio. Se cierra la semana, se abre lo que sigue y me quedo con la idea de
que un buen show es razón suficiente para hacer del viernes el día perfecto,
todavía.
Tu lo has dicho, fue una locura.
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