ph. Marie Le Pen
Esta temporada acomodó las cosas en otro lugar.
Entonces, todos los martes en Niceto el ciclo “Martes
Indiegentes” trae su “muestrario
semanal de la identidad y pluralidad de la escena indie argentina”, y así todas
las semanas la movida independiente encuentra un escenario que la proyecta. Entonces,
el primer martes de junio trae una temperatura inusual, pero la misma luna
inmensa y lejana de siempre. La cita es puntual, pero la fiesta empieza a unos
metros y en la vereda opuesta, las caras
de siempre hacen fila y piden relleno a elección, mientras se saludan y brindan
por la música y el amor.
Adentro, todo está listo. Y si bien todavía
tibio y tímido, Molina
y Los Cósmicos se anima a zarpar en este viaje musical que hoy nos convoca
y sin mayores preámbulos se zambullen de lleno en la canción con “La
eterna maldición de las flores del campo”. De a poco, Niceto va entrando en calor y el público
va acercándose, manso pero curioso. El setlist
recorre los temas que forman parte de El Desencanto,
disco debut de la banda editado en Argentina por Fuego Amigo Discos,
y presenta algunas de su próxima placa, “El
folk de la frontera”, en etapa de producción. Las melodías se suceden, y
van dejando sabor a western, sabor a música rutera y fronteriza. La banda que
cruzó el charco y desde la frontera charrúa emprendió gira ofrece un show contundente.
Sincronizados, seguros, fusionando en un equilibrio justo los coros y los acordes,
encantan desde cierta oscuridad, como si la noche se les enredara en la
melodía. El show cierra con la canción
que abre el disco. Como si empezar y terminar, cruzar, volver y venir fueran
tan similares. Será que Uruguay también, siempre estuvo cerca.
En una mesa, un botín invaluable despliega su
encanto, Fuego
Amigo Discos cumple con el ritual de feria. Tentaciones varias, reediciones
para chuparse los dedos, novedades y clásicos del sello. Todo eso que se
necesita para completar la colección. Animales plateados navegan el lugar,
desde cualquier rincón se está tan bien, tan a gusto entre la gente. Pero Mi Amigo
Invencible ya está en escena. Y ellos sí que saben cómo hacerlo. “Nico está por la mitad, pero está”, y
desde la esquina y en su propia tormenta comanda la guitarra con éxito, con pujanza
y entereza. Fuerza, energía, puro movimiento. Una entrega total que implora
reciprocidad. La lista de temas sube, y sube y sube, nunca suave pero sí dúctil
y placentera. Desde “La
Nostalgia Soundsystem” traen pájaros, casas que no son hogares, cuidados
excesivos, ruinas sobre las cuales descansar. Traen también temas que serán
parte de un próximo disco, prometen. Prendidos fuego arriba y abajo, el público
y los músicos son llamas que danzan, que se contornean y emanan calor. Pura luz
y acción. Mejor acoplarnos y bailar, ellos ya lo dicen llegando al final: No es casual estar acá, tan perdidamente
vivos.
Cada martes, el DJ de turno hará su magia. En
esta ocasión, la musicalización es alimento para el alma. Ariel Valeri &
Germán Duymovich hacen un certero recorrido por las bandas que nutren la
movida. Será el turno de Fantasmagoria,
coronando una fecha gloriosa. Como si desde su disco homónimo
pudieran destruir el tiempo, llegan al escenario y dan batalla. Gori impecable,
como siempre. Su figura intacta, imposible no reconocerla. Su guitarra acústica,
inmensa, casi inmaculada, que desde su claridad contrasta con el resto de la
escena: un look total black que
cumplen a rajatablas tanto el frontman
como la banda que lo acompaña. Y lo hace no sólo desde su estética sino también
desde la ejecución impoluta de cada acorde. Un tema atrás de otro, pegados, apenas
unos segundos para los aplausos. Entonces, en algún momento se hace un parate y
los cinco músicos pasan al frente y con la patada marcando el tempo y las voces a capella, se despachan con la versión en vivo de “A veces”. El
show continua, la música va creciendo en fuerza, va ganando capas, va expandiéndose
y replegándose a su antojo. Rock en el salón, seguidores de la primera hora
entregan su cuerpo, se contornean, se mueven, se sacuden, se entregan al
ritual. “Muchas gracias a todos, esto fue Fantasmagoria”,
agradece Gori antes del doble bis. Como si la aclaración fuera necesaria. Finaliza
el encuentro, cada banda seguirá su ruta. Pero de esta tertulia nos llevamos lo
mejor de cada una, sin dudas.
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