Busco el equilibrio. Lucho, mi arma es una
Allen, el enemigo está agarrado de mi talón derecho y a mitad de la semana la
santa en su día celebra con pallets gratuitos y un tubito de blanco fresco. El
pelo suelto revoloteando al viento en el asiento trasero. Mi disfraz de
chaperona no miente, me lo tomo tan en serio que un Spritz no me aparta de mis
funciones y en el puerto donde la noche me resulta un espejismo porque las
bajadas son todavía una pendiente, la función está por empezar.
Asimilo lo nuevo a las estructuras que traigo.
El recuerdo de una foto en este mismo patio, la elegancia decadente del dandy
de Constiitución (Señor Sergio Pángaro). La velada está teñida del color de la
trampa. Pichona en el lobby del Faena, llegando justo a tiempo para ver la
metamorfosis del salón en selva. Se abren los candados, las fieras salen de las
jaulas, abre el show.
Auténtico rockabilly, viaje en el tiempo en
sentido retrógrado. “Canciones del ´56 al
´59”, aclara Pablo Bañares con la sensualidad a flor de voz. Enfundado en
impecable blanco, intentando eximir el pecado de todos, y por adelantado. Cada
quien en lo suyo, y es un lujo el equilibrio del sonido y una maravilla el
talento de la banda que lo acompaña ejecutando las notas a la perfección.
El setlist
recorre las canciones de la época dorada del rock, y los músicos lustran con sus
instrumentos el brillo de las canciones que dieron origen al rock and roll. Bañares
se desliza entre la gente y los rincones con la agilidad de una pantera, aunque
su pureza de color exprese lo contrario. Los chicos están a la altura de las
reyes que resucitan en estos coros, Buddy
Holly, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis… o quizás más alto todavía. Es un placer
estar acá, porque en las notas musicales se siente como viviendo la vida de una
pin-up.
Termina la banda y con ella mi día, una de esas
perlitas que se le caen a la noche porteña y que vale estar atento para agregar
a la colección. Si en la derecha el sexo y en la izquierda el amor, entonces
ese equilibrio que busco está en una canción.
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