En Cangrejos las cosas están en su lugar. No es
orden, es el lugar de la cosas. En el escenario, una alfombra, un pie de mic,
un asiento y Mauro Percebe sobre él. Enfrente, otra alfombra que cubre la sala
hasta la mitad, pibes y pibas canturreando las canciones de Cerca del pasto desde las sillas de plástico, birras en los vasos,
más gente en el fondo acomodada sobre el sillón.
La luna se ve redonda y emocionante como un
elepé plateado. Fenómeno de la fase llena y la distancia mínima que disfruto
con los ojos, mientras la boca hace ruido de mascar pochoclos en ese patio que
es gloria y rincón convertido en bunker citadino.
Noche de domingo en plena intimidad, amigos, música y la salcación. Así puede ser que suenen “El cielo está algo nublado”, “Noches
bajo tierra”, “Discos del 2000”. Los temas se van desplegando como una alfombra
roja, invitando a correr por el jardín de los
vivos y muertos.
Percebe con su guitarra construye un lugar
donde refugiarse y encontrar la serenidad de una voz que canta canciones que salen
desde un balde lleno de melodías que nos van a gustar. Llega “Campeón de la frase” para corear. Todo suena como podrían sonar los auriculares de un compi que
un amigo te preparó para ese viaje que hiciste hasta La Plata, justo en ese
momento en el que el sol entra por la ventanilla y todos nos sentimos bien y
cantamos canciones gomosas.
Cover de 107 Faunos para ir cerrando, “Tristeza”
como final, y con esos sonidos retumbando entre las orejas y el corazón, quedamos
listos para arrancar la pretemporada de invierno. Listos para dar inicio a las
noches bajo tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario