miércoles, 13 de mayo de 2015

El Gnomo en Café Vinilo, presentando su disco


esta noche, una celebración formidable va a tener lugar en Vinilo, a las 21hs

El Gnomo presenta oficialmente "Las mil y un canciones"
acompañado por la banda y con invitados de lujo

Lupe te está invitando, porque sabe que la música es el alimento del alma



jueves, 30 de abril de 2015

Viene tomenta - Julián Mourin en el Matienzo


Estar de gira sin parar, anestesia. La contracara del exceso, es la carencia. El riesgo es desconocerla como condición. Noche de veda en la Ciudad de Buenos

Aires. El Matienzo espera, manso. La puntualidad reina, y antes de que las agujas den la vuelta entera, Daniel Vinderman, acompañado por Pablo Quiroga (percusión) y Victor Silione (violín), se presenta en el escenario. Del otro lado la sala, llena y expectante. Todo un desafío. Pero no desespera. Trajo una cajita musical que esconde 12 piedras preciosas, cuyo sonido es el de la tierra y el sol. De esa cajita con nombre propio, Cosas que te dan placer, saca la primera: “Fuiste el color”. Y no hizo falta esperar que Bengala haga lo suyo, la maquinaria ya estaba trabajando. Nos derretimos, nos despertamos. La claridad de esos ojos es proporcional a la transparencia de su lírica, que conmueve. Un río de canciones que limpia. Despertar del sueño, y entrar en uno nuevo. Adiós a todo lo adormecido, bienvenido lo nuevo.


Hay algo silencioso y muy presente, algo que desde la sutileza, embellece. Sero Visuales dio el presente, y en la perspicacia de elegir la imagen que acompaña, el clima se construye. Se respira amor, está por subir Sur Solar. Algo impacta, los músicos suben al escenario de a uno. ¡Cuánta emoción, cuánta adrenalina! Como al ring, como a la cancha, a darlo todo, a entregarse en cuerpo y alma. En una descripción liviana, El Guachazo es la banda que acompaña a Julián Mourin. Pero, qué hay de ese hilo invisible que tejieron, cómo explicar el misterio energético que se desata cuando Julián nos da la espalda y se zambulle en su banda, como un sediento de vida que se hunde en el mar. ¡Ay!, las olas ahora llegan hasta acá, y nos mojan los dedos de los pies. Nos dejamos empapar, y como en un río calmo las canciones nos llaman, nos llenan, nos alimentan.


Si el desafío de presentar en vivo un disco es lograr que cada canción suene fiel a la edición, este equipo hizo algo completamente inesperado, lo superó! Facundo Salgado en el bajo, Leandro Baroncelli en percusión, Sofía Urruti en voces, Philippe Bacque en guitarras y Pedro Urruti en pad electrónico, y cuerdas invitadas a cargo de Vero Marjbein en violín y Juan Ignacio Ferreras en cello. Claro que desde el borde del escenario hasta el fondo, amuchado y excitado, el público aplaude, y fuerte. Las canciones van llegando, van sonando, van creciendo. Y toda esa pasión de ahí arriba es viral, queremos nosotros también. Entonces, chasqueamos en “Sismo”, yo también guiño. Nos quedamos a solas con Julián, y soltamos con él una lágrima. Miramos atentos y perplejos su semblante cuando nos asegura que “la canción puede ser muy poderosa, la música es muy poderosa. Hice esta canción para pedirle una señal al Universo”. Accedemos a su pedido, cuando se engolosina y pide bis de estribillo a capella en “Cuerpo mar”. Honestidad brutal, y dos más para los bises. Se terminó. O no. Un show llega a su fin, un disco está empezando su camino. Seguro sea de giras, de dar vueltas y llegar a todos los rincones, a todas las ciudades, de cruzar océanos, de abrirse paso. Pero lo que trae Sur Solar no queda sólo sujeto a ese puñado de canciones. Hacerlo sonar es desatar las emociones, es abrirse a una entrega total, es despertarse de la anestesia de la ciudad, de la era. Viene tormenta. Que el subidón de emoción se desate, quedan advertidos. Déjense empapar. 

Jueves de belleza y sabol!


Claro que la gira comienza HOY!

Bellos Jueves, Temporada 2015, en el MNBA


este cuerpo pide... SABOL!
Flor de Mambo en Vuela el Pez, la medianoche ferpecta

miércoles, 29 de abril de 2015

una cena con Cosmo

Ph. por Marie Le Pen

La curiosidad. Quise saber cómo era eso de ver a la banda tocando en el bar. Vivirla. Y así resultó que, sin más, busqué cómplice y bic y click en mano, fuimos a Sheldon a ver a Cosmo un miércoles, cualquiera. La escena contaba con algunas imágenes repetidas: los otros asesinos de plantas dando vueltas por el lugar, la estética cósmica al mango, camisa, borcego y anteojos de sol. La canción puesta en la línea de fuego, y disparar una atrás de otra, entrar en ritmo, setear el clima, empezar de a poco y llegar bien arriba. 

La estrategia es sencilla pero efectiva, alternar entre Cosmo y Branas, seducir al oyente incauto y opacar la cena, que sólo brille la música, que sólo ella encandile. No a las velas, no a las risas que llegan desde las mesas entre tema y tema, no a los susurros. No a la gilada, tocar en serio, estar acá. El engachadito entre “Amor es diversión”-“La balsa” es el tiro de gracia. Nos convencieron. 


Una banda dando batalla, peleando limpio. Atrás de la guitarra, roja e inmensa, se debate la táctica. Guiños cómplices, métricas finamente calculadas. El bis, los aplausos, los discos a la venta y misión cumplida. Valió el acercarse, la curiosidad que sostiene la mecha encendida. Contradiciendo el saber popular, contradiciendo los escenarios establecidos.