domingo, 13 de septiembre de 2015

Lupe y sus amores, quitándonos el aliento



Ese jueves, la noche era una delicia en Buenos Aires. El aire soplaba templado, la luna colgaba radiante y Café Vinilo vestía de lujo para la ocasión. Me sedujeron los detalles, una rosa en cada pie de mic y a cada lado del piano de cola. Unos pequeños candelabros iluminando las teclas, y toda la banda enfundada de gala. La luz intermitente y el calor de las velas en las mesas aportaban su cuota de magia. Todo estaba dispuesto para que se iniciara la presentación oficial de Lupe y sus amores.

Un refugio. La música puede ser un refugio. Y todas esas imágenes que construimos a través de ella para hacer un álbum de fotos de un pasado idílico. Y un día sucede, inevitablemente. Ese puñado de canciones que nos ayudan a crear un tiempo de dicha, quedan suspendidas. Pero con qué fuerza infinita nos transportan a ese ayer cuando son rescatadas. Mujer divina, Piel Canela, I don't want to talk about it, Quizás, quizás, quizás, , Blanco y azul, When you´re smiling, Il cielo in una stanza, You've lost that loving feeling. Todas y cada una, eriza la piel. Qué trance es volver a ese lugar a través de las reversiones de Lupe y sus amores. Con qué placer tararear lo que otrora fuera un himno personal, el más sentido, el más sangrado. Un viaje de puro placer por grandes clásicos de tiempos perdidos. Un disfrute total, un intervalo en el cual recuperar el oxígeno, para volver a perder enseguida el aliento, para entregarse de lleno a este conjunto musical que es una verdadera delicia, una caricia.

Guadualupe Soria es una sirena, es una reina, es la mujer más bella del mundo, es la voz más dulce y profunda, es la feminidad que deleita, el canto que acoge. Desde cualquier ángulo que se la abarque, en esta noche, Lupe luce perfecta. Carlos Britez, Julián Gándara, Nicolás Rainone, Mariano Malamud y David Alonso Fernandez son el acompañamiento ideal. Sus formas, su candidez. Su manera de construir y transformar lo individual en colectivo, y que el resultado sea bello. Los arreglos son impecables, cada canción, cada detalle y esa manera tan natural con la que los talentosos hacen parecen sencillo lo imposible. No están solos, los mejores invitados los acompañan en esta función. 

El público, que ocupó hasta el último asiento, pide bis. Repiten la mágica fórmula de Piel Canela. Aplauso de pie y sostenido. En ese vaivén del pasado y el futuro, algún punto colorado puede cruzarse en el camino. Mejor seguir el consejo de los sabios y que nada te detenga. Ya habrá una canción que haga de esta noche otro refugio, bring back that lovin' feeling. 

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