Vaticinio, acaso, de esas huellas invsisibles que nos persiguen para siempre fue la hipnótica voz de Marina Fages? Será esta LA provincia, soy acaso acá un avión cargado de bombas que explotan?
Mi viaje al Sur, lo pienso, lo digo en voz baja como susurrándolo y lo escribo. Ese, el camino terrenal de mis ideas. Pero desde acá abajo manejo otros códigos, es tan abrumadora esta visita que olvidé el abecedario y no tengo más alternativa que construir uno nuevo.
Las vocales, alma y esencia de mi nuevo lenguaje, están ancladas en los senderos de El Tronador. El camino es ahora celestial: lo grito a viva voz a los cuatro vientos, lo siento, apenas si lo pienso, lo escribo encriptado en el viento.
Que el aire sureño lleve mi mensaje y mi voz llegue a tus oídos como un beso del viento.
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