viernes, 29 de mayo de 2015

jueves, 28 de mayo de 2015

en el MNBA, Bellos Jueves de mayo


este jueves, se vuelve Bello de nuevo!

desde las 19hs en el MNBA tendrá lugar la segunda edición del año de Bellos Jueves

ahí nos vemos, dijo Lupe y se fue nomás

martes, 26 de mayo de 2015

Vida Calesita se suma a la #GiraRadial de Discos Compartidos


VIDA CALESITA está muy feliz de ser parte de la #GiraRadial de DISCOS COMPARTIDOS
abajo encontrá los links de descarga directa de los discos elegidos para este mes!






Estos son los regalos que el tiempo nos dio - El Botis en Vuela el Pez


ph por Marie Le Pen


Buenos Aires espera visitas. Se viste de lujo, se emperifolla y con sus mejores galas, diáfana y mansa, espera y desde temprano a que la honren con una visita. En Vuela el Pez estamos apretados, el reloj marca apenas las 8pm de un martes de cuasi otoño pero la energía fluye desde temprano. Es que un toque del Botis Cromático no es cosa de todos los días. Aquí estamos, y como en cada concierto cromático, algunas caras se repiten, otras se renuevan pero la luz que hoy brilla y vibra es contagiosa y cierta.    

Alguien amaga, pero finalmente el Botis confiesa y arranca. Pide una ola que lo ayude a librarse del resfrío. El público responde de inmediato y enseguida desaparecen el frío y la distancia. Entrados en calor, presenta las plantillas de expresión. Aprovecha, pide coros, pide aplausos. Para que el mundo ría, primero hay que reír. Principia la fase lúdica del show, qué delicia ser parte del juego. Con un curioso canto convoca al Gato al escenario. Julián Gándara agrega el ingrediente que faltaba al conjuro, y en un perfecto equilibrio sonoro, el ritual sigue su curso inevitable.

Los invitados que no faltaron a esta velada, el espíritu del monte, la esponja de metal, Robotis y su repertorio, los valientes que “el-hippie-ese” invitó al subir al escenario. Las canciones de siempre y algunas nuevas, que de a poco van volviéndose clásicos, pasan como si el tiempo no existiera. Y es sentir el espíritu elevarse, encontrarse con lo verdadero y unirse a eso como el náufrago que se hace uno con su balsa y espera. Es ir barrenando en las olas que se construyen tema a tema, ir entregándose a la música como el enamorado se entrega al amor, y dejándose vencer, lo gana. 

Una armonía musical que te vuelva etéreo, de eso se trata. Nos miro, nos siento, nos pienso como esos que estamos recibiendo la canción. Somos todos una hermosa niña sin caparazón, estamos con el alma desnuda, entregada. Botis pasa y agradece, mirando a los ojos. En esa mirada nos invita a beber agua de luz. El que esté sediento, ya sabe dónde ir a calmar la sed y nutrirse.

El Conjuntibotis toca el 18-Julio en Caras y Caretas

miércoles, 20 de mayo de 2015

Los Mutantes del Paraná en idea.me!


Los Mutantes del Paraná son una banda de electrofolk instrumental que desde su música forjó el concepto de "folk zarateño" 

registraron su primer disco, 
"El Entrerriano", y están preparando el segundo!

Lo están gestionando de manera independiente, y vos podés darles una mano:
entrá a su proyecto en idea.me, elegí tu recompensa y ayudá a que la música indie siga girando!

miércoles-música en Capital


para vos, que te preguntás qué puede tener de bueno un miércoles...

Continúa elciclo Boder Folk en Pista Urbana
esta noche, Flopa y Manza

21hs en Chacabuco 874


mujeres bellas y fuertes!
Miau Trío + Paula Maffía + banda sorpresa
desde las 20hs en Vuela el Pez 

domingo, 17 de mayo de 2015

He sentido las cosas más bellas que puedas pensar


La música es tiempo. Discurre, transcurre, existe, empieza y termina. Un lapso, un intervalo, una seguidilla de notas, de melodías suicidas. Estamos acá, en la Ciudad de Buenos Aires, en un Café Vinilo que nos abre, cálido, sus puertas. Es miércoles, son las 21hs y El Gnomo presenta Las mil y un canciones. Hay un reloj, hay coordenadas, hay tiempo y espacio, todavía.

Apagar las luces, hacer un minuto de silencio y respirar a conciencia. La llama de las velas se desdibuja antes de que los ojos se cierren y lleguen los acordes de “La cosecha”. El tiempo quebrándose. Establecido el pacto, la música hace el resto. Dede la primera fila, se los ve con total claridad. Hilitos de amor van tejiéndose en el escenario. Nacen en las cuerdas de la guitarra eléctrica, comandada por Santiago Garriga. Casi transparentes, como una tanza que salta desde el clavijero hasta los platillos de Toto Ciccone, y de ahí al bajo de Javier Reznik, donde dan varias vueltas, se enriedan de una manera compleja. Y cuando pareciera que van a quedarse allí, “Canción triste” los arrastra mansamente hasta las teclas de Rodrigo Ruiz Diaz. La Filarmónica Cósmica destruyendo el tiempo, fracturándolo.

Algo como un espejismo acecha, y Martín Sus sube al escenario. Después lo hará Diego Martez, y el corazón se derritirá un poquito más, todavía. El reloj se detiene por completo. La música es tiempo, y el tiempo es lo que ella quiera hacer con eso. Van a llegar Pablo Paz, Lucio Mantel, Ezequiel Borra o “vení a tocar, Borra, no seas puto”. Y con estos amigos de invitados, viajamos un poquito por esa penillanura suavemente ondulada. Ellos también, y sin darse cuenta, se van a ir enredando en esos hilitos traslúcidos, casi invisibles. Un alto nos devuelve del trance. Segunda ronda, pero de las agujas ni noticia. Seguimos todos acá enmarañados en estas babas del diablo, tomados por el trance que generan las canciones mil y una. 

La noche no tiene fin, y en el no-tiempo del no-espacio, se borran los contornos y unos suben al escenario y otros bajan y somos todos parte de lo mismo, y empapados de amor, cantamos, pegoteados en esos hilitos de amor que El Gnomo tejió entre acordes y sueños. Ahí mismo, algo germina, brota, florece. Como sucede con el alimento en la tierra. Porque el espíritu también se nutre. Para eso no hay tiempos, no hay formas, no hay secretos. Música, alimento del alma. Eterna y fugaz, asesina del tiempo.  

miércoles, 13 de mayo de 2015

Festi NaN


Resistir. El papel se trata de eso, a veces. De la resistencia en sus diversas formas. Ganarle a la pantalla, y que triunfe al tacto el papel. Motivo suficiente de festejo, y a lo grande. Un festival que celebre con música, poesía y feria a la música, la poesía y la feria. Meter las narices ahí, asomarse a la primer jornada y tratar de decir con palabras de este mundo lo que los seis conjuntos musicales saben decir con canciones.

La sala del Matienzo espera tibia. Tímido, el público se acerca al escenario. Valiente, intrépida, Natalia Ponso arranca el viaje. Solista no tan sola, se deja acompañar por Matías Zawadzki en contrabajo y Claus Hesse en guitarra eléctrica y trombón. Tres universos diversos que se funden por momentos, y por otros se mantienen navegando en rutas paralelas en la misma órbita. Las canciones fluyen y en ese vaivén construyen desde su sonido esa atmósfera que va ganando lugar. La estética de Natalia atrapa, encandila. Pero hay algo más, algo que se filtra en la profundidad y fuerza de su voz, en la potencia de los acordes. No es inocente. No lo es desde las letras, tampoco desde las melodías. Desafía el lugar común de cantautora, y la apuesta se juega en un campo donde la sonoridad es honda, oscura, para nada naif, no hay ingeniudad. Se trata más bien de ir develando un secreto. Será cuestión de ir a buscarlo en sus canciones. En una presentación cortita y al pie, abre la puerta para que salgamos a jugar, pero sin las máscaras puestas.


Los Chicos de Portugüal llegaron desde la ilustre ciudad de La Plata para sacudirnos. Tienen su metodología, que dista del desastre, y aún así sacude como pocas. El disco que llevan en su haber es un valioso botín que en once canciones le vuela la peluca hasta al más aguerrido. Las canciones que conforman la lista de temas de este show viven ahí mismo. En vivo repiten esa misma precisión, y le suman una energía transformadora que multiplica a los cuatro en cientos. La batería destila talento, el bajo supera cualquier expectativa, las guitarras eléctricas se lucen en la justa medida y las voces, repartidas, completan el plan perfecto. Al pie del escenario, desde donde no se pierde visión de ninguno, casi en un semicírculo, me los figuro como un relojito musical entrenado, ensayado y listo para hacernos bailar.

Con Ivo Ferrer a la cabeza, Los Tremendos copan el escenario. Y no es sencillamente una forma de decir. Los ocho integrantes de este fantástico delirio musical se desparraman y esa expansión física provoca un efecto inmediato de imantación en los asistentes, que no pudiendo resistrse, se entregan en cuerpo y alma a la festividad que propone la banda desde sus letras, desde su sonoridad, desde las sonrisas inmensas y los guiños en sus gestos. Ahí arriba la están pasando bien, queremos lo mismo acá abajo. Ellos saben, ellos proponen, ellos disponen. Haciéndole honor al nombre, transforman el lugar en una verdadera fiesta. Aplausos fuertes, espíritus liberados. Ritual de celebración, donde los responsables por ejecutarlo tienen pleno conocimiento del juego. Las melodías trabajadas, las voces coordinadas, sincronizados todos y emitiendo en el mismo canal. Música de los amigos para los amigos. Prometen publicar un adelanto del disco en junio. A estar atentos.

Lu Martinez en bajo, Lucy Patané en batería, Marina Fages en voz y guitarra eléctrica o Marina Fages y las Chicas de Humo. La propuesta sorprende. Sobre todo, después del disco a dúo que editaron en el 2013 Fages & Patané y para quienes se dejan seducir por el funkie-groove de “Realmente Grande”, obra maestra de la inigualable Lu Mar. Contundentes, arrolladoras, multifacéticas, versátiles, y por supuesto y sobre todo, talentosas. Este power-trío despabiló en un perfecto cachetazo de sonido. Y como si con estas féminas fatales fuera poco, Fernando Kabusacki suma su guitarra como invitado en algunos temas. Qué palabras elegir que sean fieles a lo que hace Kabu con esas seis cuerdas. Su aporte no suma, multipica. La energía es total, la sala transpira, el cuerpo abre un registro nuevo en su fichero de sensaciones. En esta nueva versión más grungera las chicas lo dejan todo, y el público lo recibe agradecido por el aire nuevo.

Entre banda y banda, hay poesía. En el primer piso, hay feria de discos, NaN para llevar, remeras, sellos y gente amiga. De fondo, todo eso que (no) suena en la radio. La musicalización de y por la escena indie. Fes-ti-val, separado el sílabas y con mayúscula. 

Turno de la Bestia Bebé. Y como sucede siempre que este cuarteto se sube al escenario, hay fiesta en el barrio. Tom y los suyos, el fútbol y los amigos. Las canciones punkies cortitas, contundentes, tejidas de sabiduría cotidiana. Algunos de los personajes de las figuritas dispersos por ahí. El mosh, el pogo, los gritos, los abrazos. Canciones para la celebración, para enmarcar el momento y vivirlo intenso. Potencia en estado puro. Disolución total de la barrera público-banda. Ellos tocan, la intensidad se acrecenta. Presentan temas nuevos, que son bienvenidos y celebrados. Lucho, de The Hojas Secas, se sube a cantar una. Ya dije la palabra clave: amigos. Ya saben que ellos son el alboroto, la farra y la sencillez de no pretender nada y en eso dejarlo todo. Que el escenario sea siempre una cancha. Que los que van a verlos sean siempre una avalancha.


Se perdieron unas llaves – dice Anabella, guitarra y voz al frente de Las Ligas Menores, banda que cierra la primera fecha de este festival. Frase que recorrió los escenarios más gloriosos de los recitales más extremos de la escena punk de los 90s, a eso me remite inmediatamente esta frase. Y todo lo que viene después, también. La pollera escocesa ayudó, tanto como la estética musical de la banda. Las voces lánguidas, la guitarreada rítmica. Hay algo en su propuesta que cautiva. Los temas de su disco homónimo, otra joyita de Laptra. Abajo sigue el descontrol lindo, los saltos, las voces alzadas en alto, la ronda que encierra algún emujón, algún salto. Con toda esa energía destilada y acumulada, cierran la fecha. Muy buen final de fiesta. Si te quedaste con ganas, tocan este viernes acá.


Y como quien no quiere cosa, o no la entiende o busca perderse, al día siguiente encuentro en el bolso las NaN en promoción, las anotaciones en la libreta y la dicha de saberme testigo de una gratísima propuesta. Larga vida a NaN, amén!