Encuentro el nombre de la Silent Fest algo contradictorio. Es difícil imaginarse la diversión consagrándose en lo más puro de la quietud: el silencio. Me pregunto por el movimiento. Estaremos también allí reunidos bailando en la pura a-sonoridad exterior?
Sea como fuere, el concepto me resulta original y la posibilidad de elegir entre canales que exceden la binaria es merecedora de una oportunidad.
Llego y es super temprano. Habrá sido el destino, que quiere equilibrar por esos primeros temas que no pude escucharle al Sr. Malaurie. En la escalera espera un joven muy amable dispuesto a darte tu correspondiente par de auriculares y una explicación breve y sencilla de cómo usarlos.
Subo y los veo: los 3 Djs compartiendo un mismo espacio, y aunque cada uno con su color, me divierte adivinar quién comanda cada canal sólo por verlos bailar. Por momentos, me cuesta decidir si los auriculares nos alejan o nos acercan, o son sencillamente una excusa.
La Bioma transmite en vivo, la gente va llegando al baile y la clave está en dejarse llevar por el clima que saben crear a la perfección cada uno de los 3 en su propio estilo.
La Silent Fest tiene algo cautivante, algo de original que divierte y seduce: regala una porción de libertad al alcance del botón derecho de eso que recubre tu oreja. Aunque todavía la siento extraña, me estoy acomodando a su ritmo y forma, y me divierto, y veo a todos allí a los gritos, bailando como títeres movidos por el color de turno, y me gusta estar ahí formando parte.
Yo subo el volumen de los míos, y me dejo llevar, que la Silent hace ruido. Verde, rojo o azul, no hay excusas para no pasarla de lujo en el Kilkenny hoy.
Siempre se puede encontrar una excusa...
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