Diciembre y su hálito apocalíptico. Diciembre
siendo el final, un final. La Playita y su aura
litúrgica, la barra-altar, el patio sagrado, las beatas paredes. En esta noche de
jueves se aproxima el ritual, los devotos hacen fila en la puerta. Adentro,
músicos y fieles vagabundean. La cerveza baja, el calor sube, y Santiago Motorizado
inicia la ceremonia: te juro quiero ser
un buen pastor.
Secundado por batería Quintans y teclados Morita,
el alma máter de El Mató a Un
Policía Motorizado en su versión solista lidera la liturgia. Entre querer
vivir en otra casa, esperar el salto evolutivo y pensar en vos, se cuelan salmos
de otras religiones, y los leales al punk rock alzan sus voces en “Alguien como
yo”. “El último sereno” y “Magnetismo” para el rebaño rati. “Amor en el cine”, “No
me trates mal” y mi favorita por excelencia, “El gomoso”. Los nombres de estos
pequeños momentos de culto, de unión, de amistad y amor. La palabra “nena”
sigue siendo el mantra por excelencia.
Al Chango no se lo ve, está con su guitarra ahí
atrás de todos estos cuerpos pegajosos, que están apretados y de pie, encandilados
por el canto sagrado. No se lo ve, ahí al fondo, al Chango se lo siente. Se
reciben en la piel los acordes de sus canciones, se acumulan en el corazón la
armonía vertical, las melodías horizontales. ¿Cerrará con “Algún día Jenny?”?
El bastón presiona. Los cuerpos estáticos, empiezan a moverse despacito. Se deslizan,
se intercalan. Encuentro en el camino al que alberga esa voz de estadio, “vamos chango, vamos Chango”. Nos da el
gusto, es “Chica de oro” en esta noche que quiero que duermas conmigo. Noche de
celebración, noche buena, buenas noches.
Santiago Motorizado toca de nuevo con Bestia Bebé el Jueves 25/Dic a las 22hs en G104, Gascón 104
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